¿CÓMO FUNCIONA TU DIAFRAGMA?
El Diafragma es el principal músculo respiratorio. Se encuentra en la base de los pulmones y tiene forma abovedada, como un paracaídas. Conecta la parte superior del tronco (“cajón torácico”), con la parte inferior (“cajón abdominal”).
En un patrón normal de respiración, se contrae bajando y aplanándose cuando inspiramos y se relaja subiendo y abovedándose más cuando espiramos. Es decir, funciona como una ventosa o chupón desatascador. Al coger aire, se produce un aumento de presión en la cavidad abdominal, y al soltarlo, se ejerce una succión a nivel de las vísceras abdominales.
Los problemas vienen cuando el diafragma pierde su funcionalidad y son los músculos accesorios de la respiración los que toman protagonismo. Decimos que el diafragma está débil o que existe un “bloqueo diafragmático”. Las causas pueden ser muchas pero, aparte de enfermedades infecciosas, neurológicas, traumatismos etc., es muy frecuente que el bloqueo se produzca en relación a una mala alineación postural y ligado también a factores emocionales. Se producirá entonces una deficiente oxigenación, pero además también influirá en nuestra postura, el sistema digestivo, circulatorio o linfático. Podremos tener sensaciones de no poder respirar bien, ahogo, ansiedad, molestias en la boca del estómago, tensiones en la musculatura del cuello y parte superior del tronco, incluso a veces, falta de apetito, vómitos o insomnio.
La mejor forma de devolver al Diafragma su funcionalidad, es practicar respiraciones profundas y conscientes de forma frecuente. Por eso, la importancia de la práctica de disciplinas corporales basadas en la respiración (como el método Pilates dirigido por buenas profesionales).
Para comprobar cómo trabaja tu Diafragma, túmbate boca arriba, mejor con las plantas de los pies apoyadas en el suelo, relájate y toma conciencia de los movimientos que realiza tu cuerpo al respirar. Coloca los dedos índice y corazón debajo de la parte más baja del esternón (apéndice xifoides) en la zona más baja de la boca del estómago…
1º) ¿Puedes sentir como surgen tus dedos hacia el techo nada más comenzar a inspirar, abombándose el abdomen?
2º) Sientes cómo el perímetro de la parte baja de la caja torácica aumenta con la inspiración aumentando a su vez el volumen torácico?
3º) Puedes percibir cómo tu columna vertebral crece al inspirar?
4º) Consigues llevar un ritmo lento tu respiración?
Si has respondido SI a las cuatro preguntas, ¡enhorabuena!, tu diafragma funciona eficazmente (al menos boca arriba y en reposo). Habría que comprobarlo también en otras posiciones: sentado, de pie, pero sobre todo en movimiento.
Practicar la respiración diafragmática de forma consciente, reduce la ansiedad, depresión, tensiones musculares, dolores, mejora de la postura, el insomnio, las funciones digestivas, circulatorias, linfáticas, libera tensiones emocionales, etc. ES LA BASE DE DIFERENTES TÉCNICAS DE RELAJACIÓN, POSTURALES Y DE AUTOCONTROL EMOCIONAL.
Ruth Fernández Galindo